Autor: Juan Carlos Chandro
Ilustradora: María Luisa Torcida
Mi recomendación: de 18 a 36 meses
Dulce, tierna, cálida...son sólo algunos de los adjetivos que definen la sensación que deja la lectura de este cuento.
Las ilustraciones de María Luisa Torcida son sencillamente deliciosas, entrañables, totalmente acertadas. Inspirada en su propia madre, crea un personaje que irradia ternura y que es capaz de volcar todo su amor en su pequeño Garbancito.
Las imágenes de las guardas ya hacen que se nos dibuje una sonrisa en la cara al descubrir a ese pequeño y a su mamá disfrutando juntos. Aún no sabemos qué ocurre, pero no hay duda de que son felices.
Cuando comenzamos la lectura del cuento descubrimos al pequeño Garbancito algo cabizbajo porque su papá está de viaje y su mamá, atareada con el trabajo, no hay podido jugar con él, le da la cena a toda prisa, lo mete en la cama y ni siquiera tiene tiempo para contarle un cuento.
Entonces Garbancito le pide que le diga que le quiere y, en ese momento, la ilustradora consigue reflejar en la cara de la madre una mezcla de aflicción, sorpresa y arrepentimiento que da lugar a una de mis imágenes favoritas:
Ella decide entonces que, como lo quiere mucho, se lo dirá de muchas formas diferentes. A cada cual más divertida y ocurrente, las siguientes páginas invitan al juego con nuestros hijos, imitando cómo los personajes de esta historia se dicen cuánto se quieren.
Y mi preferida, por todo lo que refleja la expresión de la cara del pequeño, es ésta:
Ésa es exactamente la cara que pone cualquier peque menor de 3 años cuando disfruta de algo a lo grande, cuando se siente feliz, cuando está pletórico.
"Te quiero" son las palabras que se repiten una y otra vez a lo largo de este cuento, las mismas que a veces, como la mamá de Garbancito, olvidamos decir más a menudo a nuestros hijos.
Entre todos los "no", los "date prisa", los "ya te lo dije", los "venga hij@", los "ya está bien", deberíamos obligarnos a intercalar al menos un "TE QUIERO" al día. Porque es lo mejor y lo más importante que podemos decirles a nuestr@s hij@s, y porque seguramente nos ahorraría algunas de las otras frases.
Porque siempre hay tiempo, porque la vida no deben ser sólo prisas y porque el tiempo de calidad y calidez es el que no puede faltar cuando se trata de nuestr@s hij@s.
Por todo ello: "Te quiero un montón"
¿Conoces algún otro cuento que pueda ayudar a decir "te quiero" a los papás y mamás que no les resulta fácil mostrar así sus sentimientos?
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