En ocasiones se trata de una historia que nos apasiona, o de unas ilustraciones que nos enamoran, pero somos conscientes de que no es un título pensado para este tramo de edad.
En ese caso mi consejo es...¡adelante! La gran mayoría de cuentos para niños más mayores pueden adaptarse a los peques, especialmente en el rango de 18 a 36 meses. En estos casos podemos contar el cuento en varios días, avanzando sólo unas pocas páginas cada día, o fijarnos sólo en las ilustraciones y hablar sobre ellas, o simplificar la historia y crear otra más sencilla apoyándonos en los dibujos, o saltarnos determinadas páginas y acortar la historia ahorrando demasiados detalles...
Las posibilidades son muchas, pero no os quedéis con ganas de llevaros una de esas joyitas que a veces encontramos y nos enamoran, sólo porque vuestro hijo o hija aún no tenga la edad necesaria. Al fin y al cabo lo peor que puede pasar es que haya que dejarlo en la estantería unos añitos...jijiji.
Pero dejando a un lado estos casos de "flechazo" en alguna librería (ya se sabe que los flechazos suelen ser con el/la menos indicado/a...jeje), veamos algunas características propias de los cuentos para bebés hasta los 3 años:
- Cuentos para ser cantados o con onomatopeyas, rimas, repeticiones y retahílas: jugar con el lenguaje y el cuerpo les ayuda a disfrutar de la literatura desde muy pequeños. Exploramos así la musicalidad del lenguaje, les ofrecemos formas de participar en la narración aunque aún no sepan hablar y, lo más importante, nos divertimos con la lectura.
- Texto simple, breve y claro: frases cortas y poco texto en cada página. Para los más pequeños sólo una palabra por página es suficiente, incluso álbumes ilustrados mudos en los que es nuestra imaginación la que crea la historia adaptándose al pequeño lector que nos acompañe.
- Formatos resistentes y que puedan manipular: cuentos de tela, de plástico para la bañera o de cartoné. Y dimensiones que ellos puedan manejar con facilidad.
- Objetos conocidos y situaciones cotidianas: debemos partir de lo más cercano al niño para ir alejándonos y ampliando su mundo paulatinamente. Por ello buscaremos cuentos con elementos y acciones fácilmente reconocibles para él o ella (comer, dormir, ir al baño, visitar a los abuelos, ir a la guardería...) , para ir aumentando la complejidad a medida que vaya creciendo
- Animales: desde los domésticos de la granja a los de la selva, el mar o el polo. La humanización de los animales en los cuentos es algo que les encanta. Es un gran centro de interés a estas edades.
- Imágenes claras y fotografías reales: imágenes contrastadas, muchas veces sobre fondo blanco, especialmente cuanto más pequeños sean. Hasta los seis meses imágenes en blanco, negro y rojo que les permiten captar las figuras con más facilidad (no quiere decir que no se les deban enseñar ilustraciones con otros colores, es más, considero que se debe).
- Libros-juguete: sonidos, texturas o solapas que invitan al juego y enriquecen aún más el contacto con los cuentos. Todo lo que resulte interactivo les convierte en protagonistas directos de la narración.
Aunque podríamos seguir fijándonos en otros aspectos como la tipografía o la estructura de las historias, creo que por el momento son suficientes aspectos a tener en cuenta cuando de elegir un título se trata.
Así que ya sabéis, ahora con las Navidades tenéis la excusa perfecta para poner en práctica estos consejos.
¿Alguna vez te ha pasado eso del "flechazo" con un cuento que casi es más para ti que para el peque? A mí me pasa día sí y día también...jejeje.
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