domingo, 6 de diciembre de 2015

"Cuando a Matías le entraron ganas de hacer pis la noche de Reyes"

Editorial: kalandraka
Autor: Chema Heras
Mi recomendación: de 18 a 36 meses


En mi opinión este cuento puede empezar a usarse con peques de 2 a 3 años, pero cuando más jugo le vamos a ir sacando es en las Navidades siguientes, así que es un título ideal para tener en casa porque vamos a poder usarlo varios años seguidos por estas fechas.


Matías es un niño con el que les resulta fácil identificarse: escribe su carta a los Reyes Magos, les deja nueces, leche y agua para los camellos y quiere quedarse levantado para verlos, pero cuando su padre le dice que no dejan regalos a los niños que están despiertos, corre a su cama y se duerme tan pronto como puede.
Espera encontrar a la mañana siguiente su ansiado regalo, un tren con tres vagones: el primero rojo, el segundo azul y el tercero amarillo. Este detalle me gusta, Matías pide en su carta un único regalo, lo cual es de agradecer en una sociedad en la que los catálogos de juguetes traen unas quince pegatinas (y creo que en muchos casos me quedo corta) de "Me lo pido" para colocar sobre sus juguetes.




Pero en mitad de la noche surge "el problema": Matías se despierta con unas tremendas ganas de hacer pis. Y aquí empieza un momento del cuento muy divertido y que da mucho juego. En las sesiones de narración les pregunto qué harían ellos y hay respuestas para todos los gustos. Desde los que se aguantarían las ganas como fuera, a los que se levantarían sin hacer ruido, pasando por los que serían capaces de hacerse pis encima (me lo paso genial hablando con ellos y escuchando sus propuestas en esta parte de la historia).

Finalmente descubrimos que nuestro intrépido protagonista decide levantarse de la cama e ir al baño sin hacer ni un ruido. Por el pasillo oye a los Reyes: "Se lo dejamos aquí, ¿o debajo de la cama?" Llega al baño y parece que lo ha conseguido pero, entonces... "¡¡pssssssss!!" el pis hace un tremendo ruido y alguien aparece a sus espaldas: "¿Pero tú qué haces despierto?"
El pobre Matías ni siquiera se atreve a girarse y corre para meterse en la cama de nuevo. Entonces sueña que los Reyes le dejan un montón de carbón negro, muy negro...

Cuando amanece se levanta rápidamente a buscar su tren, rebusca por todo la casa, pero nada. En este punto las ilustraciones son especialmente divertidas y vemos al pequeño buscando en los lugares más inverosímiles del salón.
Entonces se acuerda de lo que había oído esa noche y corre a mirar debajo de la cama. Y allí hay algo negro, muy negro...

¿Qué creéis qué es? En este momento de la historia también es una delicia escuchar las opiniones de los niños y niñas, ya que la ilustración da lugar a diferentes ideas.
Os voy a dar una pista: cuando Matías mete la mano y tira de lo que hay bajo la cama...empiezan a salir vagones, aunque el último no es exactamente un vagón...



Un final gracioso que no os voy a desvelar (aunque tenéis alguna pista en las fotos del interior...jeje)

Se trata de una historia que les suele gustar mucho y que nos da la oportunidad de hablar de varias tradiciones ligadas a ése día mágico: desde escribir la carta hasta el avituallamiento para Reyes y camellos, la necesidad de irse pronto a la cama, o el carbón.



¿En vuestra casa esperáis a los Reyes o sois más de Papá Noel?

3 comentarios:

  1. Yo soy más de reyes, pero mucho me temo que mis hijos van a ser de los dos... Detalle en Papá Noel y alguna cosa más en Reyes. Por cierto, muy chulo el cuento del que hablas. Nosotros lo conocimos con Beatriz San Juan en un taller de cuentacuentos que hizo en Oviedo el año pasado. Yo a Gael le canto mucho lo de "el tren de Matías, chucuchucuchu, corre por las vías, chucuchucuchu..."

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    1. Yo también soy más de Reyes, a quién vamos a engañar...jeje. Pero como tú comentas, para el detalle de Papá Noel, me parece genial recurrir a los cuentos.
      ¡La cancioncilla del tren de Matías es muy pegadiza!

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    2. Yo también soy más de Reyes, a quién vamos a engañar...jeje. Pero como tú comentas, para el detalle de Papá Noel, me parece genial recurrir a los cuentos.
      ¡La cancioncilla del tren de Matías es muy pegadiza!

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