jueves, 26 de noviembre de 2015

"El capitán Hugo y los piratas"

Editorial: Juventud
Autor: Peter Bently
Ilustraciones: Helen Oxenbury
Mi recomendación: de 18 a 36 meses


Descubrí este título por casualidad, cuando en realidad buscaba otro de sus mismos protagonistas: "El rey Hugo y el dragón". Éste último estoy esperando a recibirlo, pero mientras tanto no pude evitar traerme a casa a estos encantadores piratas.

Descubrí a su ilustradora, Helen Oxenbury, hace ya unos cuantos años con la colección "Libros del chiquitín". Sus bebés, tan tiernos a la vez que realistas, llevando a cabo acciones cotidianas cargadas de detalles, sobre un fondo blanco que ayuda a centrar la atención en la imagen, ya me habían enamorado entonces.


Pero le había perdido la pista hasta que hace unas semanas tuve el placer de descubrir estos dos títulos que tienen como protagonista a Hugo, un intrépido niño de unos cuatro o cinco años en compañía de su  hermano pequeño (de unos dos años) y de su mejor amigo, un niño negro de su misma edad. Y digo negro a propósito, no "negrito" (por la sencilla razón de que no describo a los otros como "blanquitos"), ni "de color", porque esa expresión hace que se me venga siempre a la cabeza la pregunta "¿de qué color?" (si leéis mi reseña sobre "Hombre de color" lo entenderéis...jeje)

En definitiva, tres adorables aventureros que en esta ocasión construyen un barco pirata en su visita a la playa. Navegan por peligrosos mares hasta naufragar en una isla (cuando sube la marea y destroza su barca de arena), en la cual encuentran el tesoro de los piratas (una deliciosa merienda preparada por sus padres).

La historia destila inocencia, imaginación y la magia propia de los niños, capaces de convertir un montón de arena en un enorme galeón, o una caseta de la playa en una cueva repleta de tesoros piratas.
Creo que ahí reside el encanto de este cuento, en la capacidad del autor de contar desde la imaginación infantil, esa que conecta a la perfección con los intereses de nuestros pequeños, y que hace las delicias de nosotros, los adultos, al recordar con qué poco se puede disfrutar siendo un niño.

Y las ilustraciones...una imagen vale más que mil palabras:




Las guardas, en blanco y negro, ya son una delicia. Vemos cómo la familia llega y cómo se va de la playa por un camino que desciende desde un pequeño acantilado. Cargadas de detalles, sólo con estas ilustraciones ya tenemos para hablar un buen rato con nuestros pequeños: buscar determinados elementos en la imagen, hacer hipótesis sobre el porqué de lo que aparece, debatir sobre qué color debería tener cada elemento del dibujo... Y todo esto antes de empezar a leer la historia...jejeje.

Como habréis comprobado ya, simplemente me encanta. Una historia tierna, dulce, familiar, cargada de sencillez a la vez que de imaginación. Un título que gusta a los niños, y a los no tan niños...



¿Conocías las ilustraciones de Helen Oxenbury?

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