Hoy ha tocado actividad molona: un taller de exploración sensorial en la magnífica Universidad Laboral de Gijón, enmarcado dentro de su programa "Laboral ciudad de la cultura" repleto de actividades para todas las edades.
En esta ocasión el taller estaba dirigido a bebés de 12 a 36 meses, pero Bubi iba "enchufado" porque era yo quien lo impartía...jejeje (eso justifica que lo considere actividad molona por definición :P)
Arroz, lentejas, espaguetis, cereales...un montón de materiales para investigar, probar, experimentar y muchas ganas de pasarlo bien, fue todo lo que nos hizo falta.
La sesión comenzó con las presentaciones correspondientes y con unas breves indicaciones a los adultos de cómo participar con sus hijos e hijas en el taller: dejarles libertad para actuar, para decidir dónde y con qué jugar, respetar sus tiempos y, sobretodo, no dirigir la actividad.
Todo lo que hicimos los adultos debía ser en modo de propuesta, sin palabras en la mayoría de las ocasiones, sólo introduciendo nuevos movimientos o acciones en el juego a través del gesto, convirtiéndose en una invitación a imitarnos. En algunas ocasiones enriquecieron su actividad con nuestras propuestas, en otras, después de observar la acción del adulto, decidían seguir con su tarea sin incluir la variación propuesta.
Y ahí radica precisamente la parte más interesante de este taller: fueron ellos quienes decidieron, quienes construyeron sus nuevos aprendizajes, quienes asumieron la responsabilidad de lo que hacían, quienes se sintieron con el poder de decidir qué, cómo y cuándo hacer.
El problema llegó cuando el reloj, que determina la vida de los adultos (que no la de los niños), "dijo" que el taller estaba llegando a su fin. Entonces comenzaron los llantos porque no había dado tiempo a terminar el "trabajo", porque aún quedaban cosas por hacer, materiales por explorar, experiencias que comprobar...en definitiva, aún quedaba mucho por aprender, y como aprender cuando uno se divierte es un enorme placer, ninguno de nuestros participantes quería que el taller terminase.
Para entonces Bubi ya estaba fuera de la sala con güelita, tratando de dormir un poquito para reponer energías. Y es que las nuevas experiencias son agotadoras...
¿Hacéis en casa alguna actividad sensorial de este tipo? ¿Alguna vez habéis acudido a algún taller en esta línea?
No hay comentarios:
Publicar un comentario